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Bailar en la tercera edad

Bailar en la tercera edad

Tradicionalmente hemos visto el baile como una forma de ocio y diversión. En todas las culturas existe esta práctica como expresión artística y forma de esparcimiento. Asociamos muchas veces el baile a la juventud por su exigencia de movimiento, ritmo, agilidad, equilibrio y sincronización. Pero esto, no tiene que ser un obstáculo para la realización de esta actividad por personas de más edad, ya que bailar nos puede ayudar a hacer ejercicio, con los consiguientes beneficios para la salud, tanto de jóvenes como de personas mayores.



Bailar hace que se muevan gran cantidad de músculos de nuestro cuerpo, activando nuestro organismo y obligándonos a hacer ejercicio prácticamente sin darnos cuenta. Al realizar esta actividad aumenta la flexibilidad y la movilidad, así como la fuerza y la coordinación. Para personas con problemas de articulaciones rígidas es muy beneficioso. Se fortalecen prácticamente todos los músculos, sobre todo los de las piernas, brazos y caderas.



Estudios recientes ponen de manifiesto que estas actividades son muy positivas para aumentar la resistencia y la capacidad aeróbica. Esto disminuye en gran medida el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Con el baile aumenta el flujo sanguíneo mejorando así el sistema circulatorio en general. Al mover el cuerpo se activa la circulación de la sangre hasta el corazón, lo que hace que esta actividad sea realmente positiva.



Las personas mayores ya sea por sus patologías o por el cansancio tienden a volverse aun más sedentarias con los años, por lo que van aumentando de peso, con los peligros que eso conlleva. El baile ayuda a combatir la obesidad y a prevenir la diabetes quemando calorías de una manera lúdica y divertida. El baile al obligar a los mayores a moverse, hace que se vuelvan más activos y con más energía.



A su vez aumenta en gran medida el optimismo y reduce la depresión, ya que al bailar se generan endorfinas, que son las hormonas de la felicidad. A la vez que se activa el cuerpo se activa el cerebro, con lo que se consigue mejorar la salud mental de los ancianos. Mejora la memoria y la agudeza por lo que es una actividad muy buena para frenar los trastornos de las demencias típicas de la edad. 



Otro de los grandes beneficios del baile está relacionado con la vida social de las personas mayores. En general el bailar supone acudir a algún centro de baile o residencia. Para bailar necesitamos compañía, por lo que se fomentan las relaciones y se aumenta el nivel de felicidad. Con la felicidad se reduce el estrés y se mejora la autoestima de los mayores y el estado de ánimo. Con el baile se conoce gente y se evita la soledad.



Son indudables los beneficios, pero no todos los mayores tienen el mismo estado de salud. En este sentido podemos señalar que existen infinidad de bailes, todos con características diferentes, que se diferencian por el ritmo, la intensidad, los pasos que han de realizarse, etc. Cada persona tiene que decantarse por un tipo u otro de baile dependiendo de su edad, fuerza o movilidad. Evidentemente, para personas muy mayores o con dificultades de movimiento son más recomendables los bailes de baja intensidad y sin movimientos arriesgados.



Está demostrado el baile reduce el riesgo de caídas en los ancianos, ya que al practicarlo con frecuencia mejoran la coordinación y el equilibrio. Esto supone una gran ventaja ya que las caídas son uno de los principales peligros en las personas mayores. Para ancianos con artritis o parkinson el baile es muy positivo ya que logra estimular capacidades que tienen muy mermadas por sus patologías.



En todo el mundo se están llevando a cabo estudios y programas de danza para adultos con el fin de mejorar su salud y calidad de vida. El arte en general, y el baile en particular mejoran el estado físico y psíquico, previniendo así problemas de salud.



Conociendo ahora estas ventajas y sabiendo el enorme potencial de prevención de enfermedades crónicas, podemos afirmar que es una actividad recomendable para adultos. Eso si, como cualquier actividad que realicen los mayores debe hacerse con ciertas prevenciones. Es aconsejable usar ropa amplia y calzado cómodo. Deberán evitarse movimientos bruscos para evitar torceduras o molestias físicas y deberá buscarse un tipo de baile apropiado para la edad y las condiciones físicas de cada uno. Conociendo las propias limitaciones sabremos hasta donde podemos llegar.



No es necesario saber bailar, ya que en todas las ciudades podemos encontrar academias o centros donde se impartan cursos de distintos bailes adaptados a las distintas edades. Todo se puede aprender. Y si puede beneficiar nuestra salud ¿Por qué no intentarlo?


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