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Cuidado de la piel

Cuidado de la piel

La piel es uno de los órganos funcionales más importantes del cuerpo humano, de hecho, es el órgano más grande. Cubre aproximadamente un área de 1,5 a 2 metros cuadrados en un adulto medio. Como parte fundamental del cuerpo, participa en el proceso de envejecimiento, perdiendo grosor y capacidad de hidratación. El envejecimiento conlleva la ralentización de los procesos de renovación celular, lo que ocasiona sequedad y aparición de zonas rugosas y mucho menos flexibles. El cuidar la piel ya no es solo un acto de vanidad, es un acto de prevención en materia de salud.



En la edad adulta y en la tercera edad es muy importante insistir en el cuidado de la piel para evitar problemas en la dermis que empeoren nuestra calidad de vida. En toda piel, y mucho más en la de los mayores, es importante seguir unas pautas o cuidados básicos para ralentizar el deterioro. No es un proceso complicado si se siguen una serie de recomendaciones.



Lo más importante, sin duda, es cuidar la piel desde dentro, es decir, cuidar la alimentación para que la piel esté sana. La nutrición debe ser equilibrada y balanceada, debe contener proteínas, carbohidratos y grasas que contribuyan a nutrir la piel. Deben aportarse también las suficientes cantidades de vitaminas. Esta nutrición en el caso de los ancianos es más complicada ya que con la edad se suele perder el apetito. Por ello se aconseja que las comidas sean cocinadas de manera más atractiva, apetitosa y variada, dando a cada alimento el peso aconsejado por las pirámides nutricionales. Se debe aumentar sobre todo el consumo de frutas y verduras.



Así mismo, es fundamental evitar el consumo de alcohol y tabaco, que afectan muy negativamente al aspecto y condición general de la piel. Como también afectan negativamente el estrés y el pasar demasiado tiempo en ambientes con aire muy seco o tomar demasiado sol.



Se debe mantener una correcta hidratación. Ya no hablamos de la hidratación externa, si no de una correcta hidratación del organismo, que sin el aporte de líquidos necesario hace que la piel se estropee a mayor velocidad. Esto se extiende a todas las etapas de la vida, pero en la vejez es, si cabe, más importante. Con la edad se pierde además del apetito la sensación de sed, los mayores tienden a beber cada vez menos, y la piel se torna cada vez más fina y delicada, y sin la suficiente hidratación el proceso se agudiza.



Fundamental es también llevar una correcta higiene. Tan perjudicial es la falta de higiene como una limpieza en exceso, que ocasiona en muchos casos la perdida de la grasa natural de la piel. La piel debe limpiarse con agua tibia, no muy caliente, ya que el agua a temperaturas muy elevadas hace que la piel se reseque. Para su limpieza debemos utilizar jabones delicados con un PH neutro y sin perfumes o componentes agresivos. Son apropiados para el uso en personas mayores los jabones para bebés o infantiles y aquellos que contienen avena u otras sustancias que contribuyen a mantener la piel hidratada. Son también beneficiosos ciertos tipos de productos limpiadores sin aclarado, que incluso en algunos casos son mejores que el uso de agua y jabón.



Otro aspecto muy importante en el cuidado de la piel es el secado, que debe realizarse con toallas de materiales delicados y naturales como el algodón, y sin frotar, con pequeños toques para no dañarla, tratando de dejarla completamente seca para evitar la proliferación de hongos o maceraciones.



En pieles delicadas es aconsejable el uso de ropa de fibras naturales, evitando ropas de tejidos irritantes como el poliéster o la lana.



Tan importante como la hidratación interna y la nutrición, es la hidratación externa. Es muy beneficioso el uso de cremas hidratantes tras la higiene de la piel, y en el caso de zonas de la epidermis que estén en contacto con la luz solar, es esencial la fotoprotección por medio de cremas con filtro solar. Se debería adaptar el índice de protección solar al fototipo de la piel, aunque es aconsejable que se aplique un índice de protección alto en todo caso.



A veces, además de los cambios normales que se producen en la piel con el envejecimiento, tenemos que preocuparnos por las complicaciones que se producen en algunas personas mayores, como son las úlceras por presión o las irritaciones ocasionadas debido a la incontinencia. La piel sana normal actúa de barrera y evita la colonización de bacterias. Las úlceras y la humedad provocada por la incontinencia degradan la piel y se produce una menor resistencia a infecciones. Es fundamental en estos casos evitar la humedad excesiva.



Muchas enfermedades o problemas de salud pueden empeorar también el estado de la piel, como por ejemplo la diabetes o enfermedades de los riñones. Algunos medicamentos agravan la picazón que se produce con la sequedad normal del envejecimiento. Esto hace que aumente el rascado y a su vez ,el riesgo de infecciones.



La piel cambia con la edad, pero hay mucho que se puede hacer para protegerla. Es importante su cuidado y revisión frecuente y ante cualquier cambio preocupante debemos acudir al médico, porque en la piel , como en todo, la prevención es fundamental.


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