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La Tercera Edad y el Insomnio

La Tercera Edad y el Insomnio

El insomnio a ciertas edades se vuelve un problema que puede afectar seriamente la salud de quien lo sufre. El envejecimiento afecta a todos los niveles del ser humano, incluido el sueño. Los cambios en los patrones de sueño no aparecen en todas las personas en el mismo momento, en unas personas se manifiestan antes y en otras en edades más avanzadas y en algunos casos no suceden estos cambios.



Por lo general, a medida que se va envejeciendo, algunas personas van padeciendo de insomnio. Este trastorno del sueño puede mostrarse de diferentes maneras, ya sea como problemas a la hora de conciliar el sueño o desvelos en mitad de la noche, entre otros. Puede suceder de manera transitoria o crónica, puede durar unos pocos días o en cambio alargarse durante semanas o meses, dependiendo de la causa que lo ocasione. También se puede decir que el sueño de los ancianos es más inestable, se tarda más en conciliar el sueño, se interrumpe con mayor frecuencia y los periodos de vigilia son más largos.



Los factores que contribuyen a que el sueño se vaya deteriorando son variados, ya sea por los propios cambios del envejecimiento o por factores relacionados con enfermedades propias de la edad. Sobre esta materia se han realizado numerosos estudios que concluyen que la calidad del sueño va disminuyendo con la edad. Este problema estaría ocasionado por que en la parte del cerebro que se ocupa del sueño se van perdiendo neuronas. Esto es lo que nos llevaría a  que según avanzamos en la vida, tendamos a dormir menos. Se calcula que una persona de 70 años duerme al menos una hora menos al día que una persona joven, ya que se pierden aproximadamente unos 10 minutos de sueño por década de vida.



A esta perdida neuronal se sumarían otras patologías asociadas a la salud de las personas mayores como son la tensión arterial, la diabetes y dificultades respiratorias, como la apnea, o mayor movimiento de las piernas con el llamado síndrome de las piernas inquietas, etc. Estos estudios estarían orientados a mejorar la calidad del sueño de los ancianos. Y para este fin, que es el de tener un sueño reconfortante y sin interrupciones, es muy importante tener unos buenos hábitos de descanso y una higiene del sueño correcta. En muchos casos siguiendo estos buenos hábitos se puede corregir el problema y estimular el sueño.



Se aconseja, entre otras cosas, establecer un horario regular de acostarse y levantarse, siempre a la misma hora, y tratar de evitar las siestas durante el día. Eliminar todo aquello que pueda dificultar el sueño como fuentes de luz o ruidos es sumamente importante. Además se aconseja que la cama solo se asocie a dormir y no se utilice para actividades como leer o ver la televisión, evitando en todo lo posible el uso de teléfonos móviles y dispositivos electrónicos antes de acostarse. Se debe usar ropa cómoda que no oprima el cuerpo, y mantener una temperatura en el cuarto adecuada, ni muy fría ni muy cálida.



A todos estos consejos se suman otros como evitar bebidas estimulantes, bebidas alcohólicas, hacer ejercicio suave de forma habitual y en los casos en los que el dormir acompañado nos desvela, plantearse separar las camas.



A veces el insomnio no se puede corregir con estas medidas de higiene del sueño, ni con terapias de reeducación de hábitos por lo que suele ser necesario un tratamiento médico con fármacos, sobre todo si el insomnio esta ocasionado por el dolor producido por enfermedades crónicas. En estos casos, se debe acudir al médico para que nos aconseje que medidas tomar ya sea para tratar la enfermedad subyacente o medicamentos para el insomnio.



 

Presbicia

Presbicia

¿Qué es la presbicia?



La presbicia, también llamada vista cansada, es un trastorno ocular asociado a la edad, que suele aparecer entorno a los 40-45 años de edad y que hace ver mal los objetos próximos.



Los ojos están adaptados para la visión lejana, por lo que cuando se requiere ver cosas que están situadas cerca, como un libro, un documento, un teléfono móvil, una tablet, o cualquier otro objeto cercano, el ojo debe cambiar de foco, realizando lo que se conoce como esfuerzo de acomodación. Este esfuerzo lo realiza el cristalino, que pasada cierta edad se vuelve rígido, por lo que ver a corta distancia se hace más difícil. Esto es lo que conocemos como presbicia.



Causas



A diferencia de otros trastornos de la visión como la miopía, el astigmatismo o la hipermetropía, la presbicia es un problema relacionado con la edad. El cristalino es como una lente natural que gracias a los músculos y ligamentos enfoca las imágenes y que en la juventud es flexible, acomodando la visión ya sea a objetos cercanos o lejanos. Con el paso de los años, se vuelve más rígido y menos elástico y con ello pierde su capacidad de acomodación, haciendo que sea más complicado ver bien de cerca y haciendo la visión borrosa. Este es un proceso que no es repentino. Empieza en la mediana edad y progresivamente va avanzando hasta hacer necesario el uso de gafas o lentillas para ver los objetos cercanos.



Incidencia



Hoy en día se estima que aproximadamente el 80% de los mayores de 45 años y casi el 100% de los mayores de 65 la padecen. Es la principal anomalía visual de los mayores, y debido a que cada vez hay más esperanza de vida, va en aumento.



Síntomas



            Los síntomas de la presbicia son conocidos y entre otros incluyen visión borrosa, dolores de cabeza o sentirse cansado al tener que realizar actividades que necesiten visión cercana. Son síntomas progresivos y consisten en una dificultad creciente para ver con nitidez las cosas que tenemos cerca, sobre todo en condiciones de mala iluminación y al finalizar el día. La lectura cada vez es más complicada y se tiende a alejar los textos u objetos para verlos con más claridad. Es lo que se conoce como “síndrome de los brazos largos”.



            Estos síntomas son muy similares a los de la hipermetropía, que también hace que los objetos lejanos se vean correctamente y que los cercanos se vean borrosos. La diferencia es que en la presbicia el problema va surgiendo con la edad y en la hipermetropía esto se debe a un error de refacción que se produce por un defecto en la configuración del ojo que suele estar presente desde el nacimiento.



Tratamiento o corrección de la presbicia



El oftalmólogo tras diagnosticar la presbicia durante un examen ocular, determina el grado de la misma y aconseja el método más adecuado en cada caso. La manera más fácil y común de corregir el problema es con unas gafas de lectura, que se usan para las tareas que requieren ver de cerca, como leer, coser, etc. Este tipo de anteojos pueden ser usados aunque se usen lentes de contacto y resulta un método muy sencillo y económico, ya que se pueden adquirir en farmacias y distintos establecimientos por muy precio muy asequible. También se pueden adquirir otro tipo de lentes; los llamados progresivos o los bifocales, que tienen dos puntos de enfoque, uno para ver de lejos y otro, más pequeño, para ver de cerca.



También existen opciones quirúrgicas para el tratamiento de la presbicia. Entre ellas hay un tratamiento quirúrgico que consiste en el uso de lentes intraoculares multifocales que sustituyen al cristalino envejecido. Otra opción es la queratoplasia conductiva, que usa ondas de radio para crear más curvatura en la córnea y mejorar la visión cercana. El problema de esta última técnica es que es temporal.



Los tratamientos con láser son una de las alternativas y son técnicas muy similares a las que se utilizan para las cataratas. 


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