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ALZHÉIMER, UNA LUZ QUE RECUPERA LOS RECUERDOS PERDIDOS EN RATONES

ALZHÉIMER, UNA LUZ QUE RECUPERA LOS RECUERDOS PERDIDOS EN RATONES

¿Existe una nueva esperanza de recuperación para los enfermos de alzhéimer? Un nuevo estudio realizado con ratones ofrece hoy un poco de esperanza a los pacientes y sus familias.



El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa, se caracteriza por el deterioro de la memoria y el intelecto, y por el momento no tiene cura. La pérdida progresiva de la memoria a corto y medio plazo es uno de los síntomas más característicos del alzhéimer. Al comienzo de la enfermedad, se olvidan fechas o acontecimientos recientes, el nombre de objetos cotidianos y aparecen los pequeños despistes y descuidos.



Las primeras investigaciones sugerían que desde las primeras fases de la enfermedad, el cerebro no era capaz de aprender debido a defectos en la consolidación de la memoria, es decir, que el paciente no registraba o guardaba las nuevas experiencias vivida.



Sin embargo, según este nuevo estudio realizado con ratones, al menos en las primeras etapas, las personas con alzhéimer, si tienen almacenados los recuerdos, pero su cerebro no consigue encontrar dónde los archivó, por lo que, las pérdidas de recuerdos en estas fases tempranas del alzhéimer, es un problema de acceso a la información y no de la incapacidad de guardar nuevos recuerdos.



Luego el estudio para encontrar la solución empezaría y encaminaría en desarrollar la manera de recuperarlos.



El experimento realizado con ratones no ofrece la cura a la enfermedad ya que los resultados no se pueden trasladar a los seres humanos, pero pueden ayudar a encontrar la forma de aliviar los síntomas de los pacientes y la pronta llegada de un mecanismo para ello, ya que gracias a él ahora se comprende mejor lo que sucede con los recuerdos.



Los autores del estudio y su posterior experimento, están capitaneados por el premio Nobel de Medicina en 1987 Susumu Tonegawa. El equipo de Tonegawa , del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Estados Unidos, describió el año pasado en la revista Science el estudio de la primera asociación entre las espinas dendríticas y la recuperación de la memoria, demostrando que en ciertos tipos de amnesia los recuerdos sí que se almacenan. Este estudio conllevó a la aplicación práctica y al experimento con ratones que nos ocupa hoy y que ha sido publicado en la revista Nature, el cual, permite restaurar la memoria relacionada con el miedo y con los recuerdos espaciales y contextuales, lo que apunta que, la estimulación cerebral con luz puede recuperar los recuerdos en ratones con pérdida de memoria. Si esto es así, también la estimulación cerebral podría mejorar temporalmente la memoria de los pacientes en las primeras etapas de la enfermedad, abriendo la puerta a desarrollar nuevos tratamientos que puedan revertir parte de la pérdida de memoria en las fases tempranas de la enfermedad.



El experimento para averiguarlo lo realizaron con ratones usando la optogenética, que es una técnica muy precisa aunque invasiva que consiste en usar la luz para manipular la acción de las células y que no puede emplearse actualmente en los seres humanos.



En el primer experimento encontraron que los ratones con amnesia que sigue a una lesión traumática o estrés, tenían deteriorada la recuperación de los recuerdos, pero todavía podían formar nuevos recuerdos. Eso llevó al equipo a preguntarse si también podría ser así para la pérdida de memoria en las primeras etapas de la enfermedad de alzhéimer, que se produce antes de la aparición de las características placas amiloides en los cerebros de los pacientes.



Para investigar esta posibilidad realizaron el segundo experimento. Los investigadores estudiaron dos cepas diferentes de ratones, una cepa de ratones modificados genéticamente para que desarrollen algunos de los síntomas de la enfermedad, y otra cepa de ratones sanos. Ambas cepas de roedores eran introducidos en una cámara en la que recibieron una descarga eléctrica en las patas. Una hora más tarde, todos los animales reaccionaban con miedo al entrar en esa misma cámara, puesto que lo recordaban. Pero unos días después, se les volvió a meter en la cámara, los ratones sanos mostraban miedo puesto que seguían recordándolo, y los ratones modificados parecían que no recordaban la sensación de temor. Luego, volvieron a modificar genéticamente a los ratones enfermos para añadirle una proteína sensible a la luz, como una especie de interruptor, a las neuronas del hipocampo encargadas de almacenar los recuerdos traumáticos. Le aplicaron luz a dichas células, y al ser introducidos de nuevo en la caja, eran capaces de asociar la habitación a la descarga eléctrica ya que volvían a mostrar terror en esta ocasión.



La activación optogenética, de una región del cerebro conocida como giro dentado del hipocampo, permitió "recuperar" la memoria de los ratones transgénicos estudiados. Esto fue posible gracias a la restauración del número de espinas dendríticas, una pequeña estructura de las neuronas implicada en la comunicación sináptica entre estas células del sistema nervioso.



De este modo, se demostró que el recuerdo del shock y el pánico asociado se encuentra archivado en su cerebro, pero que, sin embargo, los animales son incapaces de acceder a esa información si desarrollan una patología como el mal de Alzheimer.



Es obvio que la optogenética no puede emplearse actualmente en los seres humanos y que no es factible su empleo como terapia, quedando muy lejos la modificación genética de las células de pacientes de forma que sea segura, desde el punto de vista clínico y ético, pero los resultados plantean la posibilidad de desarrollar en el futuro, tratamientos y estrategias menos invasivas, así como, fármacos que fueran capaces de aumentar el número de espinas dendríticas en las células nerviosas, y así, revertir parte de la pérdida de memoria que se ve en las primeras etapas del alzheimer.



Además, no funciona si se estimula una sección demasiado grande de la corteza entorrinal, lo que sugiere que cualquier tratamiento potencial para pacientes humanos tendría que ser muy específico.



Los métodos existentes actualmente para la estimulación cerebral profunda es una forma de estimulación eléctrica utilizada a veces para tratar de Parkinson y otras enfermedades, pero afectan demasiado al cerebro.



Según Tonegawa, es posible que en el futuro se desarrolle una tecnología para activar o inactivar las células profundas dentro del cerebro, como el hipocampo o la corteza entorrinal, con más precisión. La investigación básica como la llevada a cabo en este estudio proporciona información sobre las poblaciones de células diana, lo cual es crítico para los tratamientos y las tecnologías del futuro.



 



Enlace Science



Enlace Nature

¿Rejuvenecer corazones?

¿Rejuvenecer corazones?

Una científica bióloga molecular del CNIC, que desarrollaba su campo de investigación con el propósito de rejuvenecer corazones con insuficiencia cardiaca y que había recibido 1,86 millones de euros de la Unión Europea, ha sido despedida al reunirse un comité de expertos que han encontrado irregularidades en sus estudios científicos.



El fin de sus experimentos era rejuvenecer el corazón de personas  enfermas o ancianas. Ya que había logrado la recuperación de ratones con insuficiencia cardiaca letal en el laboratorio. El problema es que algunos de sus colegas han tratado de repetir sus experimentos sin resultados, ya que los estudios científicos se respaldan precisamente porque se puedan reproducir en otros laboratorios para que puedan pasar a tratamientos médicos en Hospitales.



La científica alega posibles errores, pero nunca fraude científico y achaca su despido a problemas laborales. Además denuncia que “No se puede cuestionar mi honorabilidad en base a denuncias anónimas. Y esta reflexión se aplica a toda la comunidad científica”.



Es una pena que algo que puede ayudar a mucha gente pueda caer en desgracia, esperamos que esta línea u otras se abran para seguir investigando enfermedades del corazón.



 



Enlaces al País:



http://elpais.com/elpais/2015/09/29/ciencia/1443508115_508067.html?rel=mas



http://elpais.com/elpais/2016/03/04/ciencia/1457090679_248492.html


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